En el sacramento de la Unción de los Enfermos de la Iglesia, a través del ministerio del sacerdote, es Jesús quien toca a los enfermos para sanarlos del pecado, y a veces incluso de dolencias físicas. El Rito de la Unción nos dice que no es necesario esperar hasta que una persona esté a punto de morir para recibir el sacramento. Basta con un juicio cuidadoso sobre la gravedad de la enfermedad.
Cuando se administra el sacramento de la Unción de los Enfermos, el efecto esperado es que, si es la voluntad de Dios, la persona se cure físicamente de su enfermedad. Pero incluso si no se produce la curación física, el efecto principal del sacramento es una curación espiritual mediante la cual el enfermo recibe el don del Espíritu Santo de paz y valor para afrontar las dificultades que acompañan a una enfermedad grave o a la fragilidad de la vejez.
Si usted o un ser querido desea recibir la unción de los enfermos, póngase en contacto con nuestra Oficina Pastoral llamando al (714) 751-5335 para dejar sus datos y que uno de los sacerdotes se ponga en contacto con usted.

